Su nombre viene del náhuatl y significa, “gusano de chile“.
Los chinicuiles son unas orugas de color rojizo y hasta 5 cm de largo, se producen en el interior del maguey durante la temporada lluviosa, royendo los tallos y horadando las hojas para alcanzar el interior suculento. Los chinicuiles son fritos dentro de una olla de barro y consumidos en tacos y en salsas, o bien son cocinados a las brasas o en comal. También se incluyen en botellas de mezcal.
Los chinicuiles tienen propiedades nutrimentales increíbles. En México no se trata de una moda exótica, es más bien un asunto de sustentabilidad y nutrición. Esta especie, por ejemplo, aporta más proteínas que la carne, con la ventaja añadida de que no contienen químicos ni hormonas; de hecho, algunos insectos generan más energía para el cuerpo humano que ingredientes como el frijol, el trigo y el maíz. Su valor no sólo estriba en su sabor particular, también en que su período de recolección es únicamente en los meses de agosto y septiembre, lo que los convierte en un exclusivo producto de temporada. Pero en Prehispana los tenemos todo el año gracias a nuestros campesinos y al cuidadoso sistema de almacenamiento que manejamos.
Los chinicuiles son considerados como un puente hacia nuestras raíces prehispánicas que nos conecta directamente con la cocina del México antiguo.
Algunos códices prehispánicos relatan que, durante esa época, el deleitarse con el sabor de los insectos era exclusivo de los altos señores debido a que se pensaba que guardaban algunos dones, como la fuerza viril; por otro lado, al provenir del maguey, estos insectos tenían un referente casi mágico.
La cocina mexicana es vasta y creativa. Tenemos la posibilidad de transformar en deliciosos todos los ingredientes que producimos, incluyendo los insectos. Unos de los más codiciados se dan en nuestra planta autóctona y son los gusanos de maguey (chinicuil).
Existen dos tipos de gusanos, los rojos -mejor conocidos como chinicuiles- y los gusanos blancos. Aunque crecen en la misma planta son completamente diferentes y cada uno tiene su “DON”.
¿no los has probrado? tomales confianza.
Como buen mexicano que todo lo preferimos más con limón, esto no es la excepción. Iníciate en este maravilloso mundo probándolos fritos con limoncito, guacamole y todo esto en una deliciosa tortilla de maíz haciendo un glorioso taco; ¡No te vas a arrepentir!
Si esta no te parece la mejor idea, comienza con el mezcal. Aunque hay opiniones divididas sobre qué tanto sabor aporta el gusano en la bebida, tomarlo con sal de gusano y una media luna de naranja, seguro completará la ecuación en tu experiencia.
Otra de las formas más populares de comerlos es en salsa -generalmente roja- martajados con chile guajillo.
¿Aún tienes dudas acerca de las posibilidades de los chinicuiles en la gastronomía? Te recomendamos probar un filete bañado en salsa tejoloteada de chinicuiles asados, acompáñalo con chiles serranos y cebolla a la parrilla molida en molcajete. ¿Y de postre? En Hidalgo se acostumbra elaborar dulces tradicionales de caramelo, chocolate y cacahuate espolvoreados con polvo de chinicuil. Indudablemente se trata de una experiencia gastronómica que no te debes perder.